Bueno, la historia que aquí voy a poner me la contaba mi padre cuando yo era pequeña. Sé que hay varias versiones y que igual alguno de vosotros sabéis alguna otra, pero bueno.


En una noche de invierno, cuando más brillaba el sol, vi una manada de cerdos volar de flor en flor. Un ciego, a la luz de un candil apagado leía un periódico sin letras que decía: "Antes morir que la muerte". Cogí mi navaja campestre sin mango ni cuchilla y maté a un muerto.

La policía corría tras de mí en un carro sin ruedas. Yo, montado en un caracol, partí a la velocidad del rayo.

Llegué a mi casa medio vivo. Encendí la puerta y abrí la luz. Colgué la ropa en la cama y me acosté en la percha.

A la mañana siguiente escuché una voz que decía: "¡Hombre de poca ventana, asómate a la vergüenza!". Me asomé y vi un letrero que decía "guantes para mancos, peines para calvos y zapatos para cojos".

Indignado me fui a la Iglesia. Dijo el cura: "oremos". Yo entendí "caguemos". Me subí los pantalones a los sobacos y me cagué en todos los bancos. Dijo el cura: "'¡coged a ese loco!". Yo entendí "has cagado poco". Me subí los pantalones a las orejas y me cagué en todas las viejas. La que supo nadar nadó y la que no, mierda tragó.